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WORKSHOP HABANA PHOTO. 7 días con Díaz-Maroto

«Si te gusta la fotografía o ya te apasiona, si estás aprendiendo o ya tienes una sólida formación, ahora te ofrecemos también la oportunidad de realizar un interesante taller fotográfico en una de las ciudad más fotogénicas del mundo: La Habana; y de la mano de uno de los más reconocidos y experimentados fotógrafos que la han fotografiado: José María Díaz-Maroto».
Bodega Siboney, Regla 02. La Habana 2013 libro
José María Díaz-Maroto

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Rafael Serván

+üngel Sanz_En La Tropical, La Habana 2013
Ángel Sanz

Juanjo Puerma_Nueva imagen
Juanjo Puerma

Muchos de los grandes nombres del panorama fotográfico internacional han realizado proyectos en esta fantástica isla caribeña, donde se combina a la perfección una impresionante luz con la alegría y simpatía de sus gentes. Tendrás la ocasión de pasear y fotografiar en muchos de los lugares y rincones en los que lo hicieron Walker Evans, Alex Webb, Robert Polidori, Wim Wenders, Cristina García Rodero, Ernesto Bazan y Juan Manuel Díaz Burgos…) y reconocer escenarios de conocidas películas rodadas allí, mientras disfrutas de unos días de sol y música cubana.

El taller fotográfico – workshop – HABANA PHOTO – cuenta con experimentados profesionales, que impartirán clases teóricas y prácticas en diferentes lugares de La Habana acompañándote en todo momento para resolver tus dudas técnicas. El objetivo es disfrutar de una semana de trabajo en convivencia con otros aficionados y amantes de la fotografía y realizar conjuntamente un proyecto fotográfico que concluirá con la edición de un libro en cuyo contenido se incluirán tus mejores fotografías de tu paso por Cuba.

El taller tendrá una duración de una semana desde la mañana del domingo 29 de marzo hasta el sábado 4 de abril. Una semana intensa en la que un grupo de fotógrafos nos juntaremos en La Habana para compartir conocimientos fotográficos, experiencias de vida y aprendizajes.

HABANA PHOTO cuenta con una esmerada planificación de charlas teóricas e interesantes sesiones prácticas, que la hace muy diferente de otras propuestas fotográficas menos originales y más caras. Además, hemos limitado el número de plazas para un desarrollo personalizado y efectivo del taller.

Antes de viajar a La Habana realizaremos una primera clase/reunión de presentación en Madrid donde explicaremos el programa, daremos algunas indicaciones sobre el país, y tendremos ocasión de visionar imágenes y vídeos producidos en viajes anteriores.

Una vez allí, os daremos la bienvenida el día 28 de marzo por la tarde (sábado) en el lugar escogido para alojarnos: «Residencial La Cecilia». Cada alumno tendrá reservada una habitación individual en un apartamento compartido con seguridad privada en el edificio, piscina, cocina, baño y aire acondicionado. Este complejo residencial esta ubicado en una magnífica zona, bien comunicada, en la zona de Playa (Calle 3ª con 96) junto a un pequeño Centro Comercial y a pocos metros de algunos de los hoteles más prestigiosos de La Habana como el Hotel Melia Habana (5*).

Empezaremos las clases el día 29 de marzo a las 9:30 h, en uno de los apartamentos, donde nos reuniremos para detallar el plan de la semana, de acuerdo a los cambios de última hora que puedan acontecer. Durante la semana haremos visitas diarias a lugares que poseen un interés visual, donde se desarrollan actividades sensibles de ser fotografiadas o que, por sí mismas, tienen un importante atractivo. Rincones anclados en el tiempo, lugares que ven pasar la vida y que nos servirán para capturar imágenes únicas dotadas de nuestro sello personal.

Siete días intensos en Cuba: » La isla más hermosa». Contaremos con el conocimiento y la experiencia de José María Díaz-Maroto que junto a Juanjo Puerma, Rafael Serván y Ángel Sanz – conducirán de forma personal todas las actividades del taller. Disfrutarás de sesiones fotográficas exclusivas en escenarios tan extraordinarios como una escuela de boxeo juvenil, locales musicales de ensayo, el plácido paseo marítimo de Cojimar donde Ernest Hemingway escribió en 1951 “El viejo y el mar” o el Valle de Viñales.

El valle invisible

El valle invisible
 El espacio donde se encuentra “El valle invisible” es una llanura en el Concejo de Llanes, al norte de la Sierra de Cuera, lindante con el mar Cantábrico y con la Cuesta de Cué, donde hubo un aeródromo de las fuerzas republicanas hasta que fue conquistado por las tropas de Las Brigadas de Navarra y los italianos Flechas Negras. Del viejo aeródromo exclusivamente quedan los restos de los hangares y el polvorín a mitad de la cuesta, donde los niños juegan al escondite y los adultos a lo que pueden. En el valle ya nada es lo que fue, el aeródromo, situado en lo que siempre fue “la cuesta”  es hoy un precioso campo de golf.

El valle invisibel 01

El valle invisibel 01

 

Nombrado literalmente El Valle de Mijares, resulta invisible para los viajeros, pero visible para la creación literaria y la recreación fotográfica. Como dice Miguel Ángel Galguera en su novela del mismo nombre “El valle invisible”, conviene saber que el enjundioso paraje de Mijares tiene microclima –llueve todos los días, y la gente que allí habita hace chifladuras seguramente porque hay un árbol en alguna parte que despide cierto pólen de efecto “maligno”.
 
Par mí fue el universo de historias, cuentos y personajes que viví en mis largos veranos en el Oriente de Asturias. Hoy busco en sus rincones restos de aquellas historias, provocando la ausencia de personajes, tintando de sobriedad la belleza del papel fotográfico y siendo muy escueto en la presencia final de la obra. El valle invisible es una invitación para sumergirse y viajar en la frondosidad de su espacio, y porque no- buscar el árbol del pólen maligno.

Malecón de La Habana

Bañarse en el Malecón, la diversión de los niños cubanos. En el horizonte «El dorado» a tan solo noventa millas la costa americana, lo más parecido a volar es tirarse al mar desde el viejo Malecón.

A Hemingway sólo le bastó una visita al Floridita para quedar prendado por siempre de uno de los más emblemáticos rincones de la Habana y de Cuba, fue por los años 30, cuando escribía el borrador de “Por quién doblan las campanas.”